Con solo el escudo no sirve

El Atlético de Madrid llegaba a El Sadar un día después de que Real Madrid y FC Barcelona jugaran sus partidos ante Elche y Real Sociedad respectivamente. Y sabiendo que el FC Barcelona había perdido en Anoeta no le quedaba mucha más opción que pelear una victoria en feudo rojillo para “escaparse” junto a Real Madrid en la tabla clasificatoria. Más si cabe con el derbi que se disputará el próximo fin de semana en el Vicente Calderón y que se antoja clave de cara al devenir de la Liga BBVA.

Gran parte de la afición atlética concebía este partido como una gran ocasión de dar un golpe en la mesa. Realizar un buen partido en un campo donde ni Madrid ni Barcelona habían conseguido ganar se consideraba vital de cara a eliminar las dudas que el equipo rojiblanco ha sembrado en varios de los últimos partidos, disipadas solo en parte, gracias a la victoria en San Siro ante un Milán irreconocible esta temporada.

Pero parecía que ni los jugadores ni el entrenador concibieron el partido de la misma manera que los aficionados. Ya con la alineación Simeone conseguía sembrar el “pánico”. Alinear de inicio en Pamplona a un jugador como Adrián, que lleva mucho tiempo sin estar y al que la gente ya no espera, no es otra cosa que un suicidio. Un jugador que ni presiona en defensa, ni aporta en ataque. Otra de las situaciones más llamativas fue el poner a Diego Costa en banda derecha, dónde siempre que ha jugado allí no ha logrado crear apenas peligro.

Estas cosas, unidas a una desidia que hacía mucho que no se veía en los jugadores del Atleti hicieron que en el minuto 15 el Atlético Osasuna ganara por dos goles a cero y que cuando los rojiblancos quisieran comparecer en El Sadar el marcador ya fuera prácticamente irremontable. El tercer gol antes del descanso solo fue la puntilla que necesitaban los rojiblancos para dejar de creer en la remontada.

Pero que esta derrota no sirva para nada más que demostrar que cuando este equipo no está intenso y no sale enchufado desde el minuto 1, sufre mucho. El Atlético de Madrid no tiene las individualidades de otros equipos, capaces de salvar puntos. Por tanto se necesita que los once jugadores estén al máximo de intensidad para sacar partidos que, tal y como se pudo ver en la noche del domingo, no se consiguen solo con comparecer en el campo.